Cansada de doblar hojas, rayar libros, y guardarme sensaciones; de escuchar temas en "esos" momentos que uno elije (o que lo elijen a uno), y no compartirlos..

He aquí un espacio donde comparto con ustedes las pausas que otros me prestan.

Quien tenga algo para compartir, que arroje el primer correo (subrayamos@gmail.com), será bienvenido su aporte!

sábado, 19 de febrero de 2011

viernes, 31 de diciembre de 2010

Probablemente

En la isla a veces habitada de lo que somos,
hay noches, mañanas y madrugadas
en que no necesitamos morir.
En ese momento sabemos todo lo que fue y será.
El mundo se nos aparece explicado definitivamente
y entra en nosotros una gran serenidad,
y se dicen las palabras que la significan.
Levantamos un puñado de tierra
y la apretamos en las manos. Con dulzura.
Allí está toda la verdad soportable:
el contorno, la voluntad y los límites.
Podemos en ese momento decir que somos libres,
con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce
y viajó alrededor del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus huesos.
Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros
como el agua, la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es en este momento la vida.
Que eso nos baste.

José Saramago - En la isla a veces habitada

sábado, 18 de diciembre de 2010

sobre sueños

Sueño con animarme.. no a todo.
Sólo a lo que sé que me gusta y me hace feliz.

Mientras...




Nota: (le falta un pedacito... es para que cada uno lo siga)

domingo, 5 de diciembre de 2010

Faustine

En las rocas hay una mujer mirando las puestas del sol, todas las tardes. Tiene un pañuelo de colores atado en la cabeza; las manos jutnas, sobre una rodilla; soles prenatales han de haber dorado su piel; por los ojos, el pelo negro, el busto, parece una de esas bohemias (...)

Adolfo Bioy Casares - La invención de Morel


Nota: Gracias Juan por el libro, el café, los chinos y tu compañía.

Certero

Como todo, las palabras tienen sus qués, sus cómos, sus porqués. Algunas, solemnes, nos interpelan con aire pomposo, dándose importancia, como si estuviesen destinadas a grandes cosas y, ya se verá más tarde, no son nada más que una brisa leve que no conseguiría mover un aspa de un molino, otras, de las más comunes, de las habituales, de las de todos los días, acabarán teniendo consecuencias que nadie se atrevería a pronosticar, no habían nacido para eso y, sin embargo, sacudieron el mundo.

José Saramago - Caín


Nota: El primer libro que leí de un gran autor que dispara palabras con comas sin pausas y sin embargo, uno frena cada tanto cuando lo lee.

Bautismo

Sólo la casualidad puede aparecer ante nosotros como un mensaje. Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días es mudo. Sólo la casualidad nos habla. Tratamos de leer en ella como leen las gitanas las figuras formadas por el poso de café en el fondo de la taza.

Milan Kundera - La insoportable levedad del ser.


Nota: Gracias Joe por regalarme hace 5 años, tu presencia, y este libro.